23 octubre 2006

El Cierzo y el Ábrego (Brindis)

Tras la calma chicha de los años 1999 y 200 el aire ha vuelto a arremolinarse desde dos de los cuatro puntos cardinales, el norte y el sur y, como se previó con antelación, el día 10 de junio, es decir hoy, el Cierzo y el Ábrego, o sea, el viento procedente del norte y el que sopla desde el sur cumplieron su misión. Es cierto que Eolo, entiéndase José Luis, ha dirigido la operación desde el sur de Peñíscola, aunque también lo es que desde el norte, desde Barcelona, y desde el sur, desde Valencia, ha recibido las presiones, los apoyos y los estímulos precisos y necesarios para que así sucediera. Y en las alas del Ábrego han llegado los valencianos y castellonenses y, empujados por el Cierzo, los de Barcelona. Y en torno al castillo del Papa Luna y circundando al famoso tómbolo, los dichos vientos han ido posando su preciosa carga junto a la dorada arena de sus playas. ¡Lástima que el Ábrego y el Cierzo, no hayan tenido la fuerza y la magia necesarias para que con nosotros estén hoy todos los ausentes, empezando por el más reciente en ausencia, nuestro añorado hermano. Mas si hemos de ser sinceros, todos están aquí con nosotros. Con presencia espiritual, es cierto; pero palpitantes y regocijados de vernos unidos y continuando la tradición iniciada en el Delta años atrás. Y no será descabellado afirmar que se sienten felices por ello y que estan participando con nosotros en la celebración de nuestro orgullo familiar. Y por ello yo propongo este brindis: Que los vientos Cierzo y Ábrego sigan soplando año tra año, nuestro amor y nuestra unidad, aunque no por la fuerza de la sangre, en la que yo no creo, sino por la fuerza que generan el trato, el amor y el orgullo familiar. ¡Por ellos, los ausentes y por nosotros, los presentes!

Gregorio Ruiz

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