22 octubre 2006

Mi Castilla


Me siento jaca vieja,
cansada y herida.
Vieja, cuando recuerdo
los anchos campos
de mi vieja Castilla.
Corría como potro desbocado,
sim miedo a la deriva.
Sentía en mi piel
el fresco roce de la hierba.
Calmaba mi sed
con el rocío de la mañana.
Veía mis ilusiones cumplidas.
Era feliz, en mi Castilla.
Me siento jaca vieja,
cansada y herida.
Cansada de soportar
la dura carga de la vida,
a mis espaldas.
Tener y criar
a mis retoños,
vigilados siempre
por misa miras,
y ahora...
miro mis manos,
están vacías.
Ya no está mi piel sensible,
ni a la hierba, ni a mano fina.
¡Me siento tan vacía!
Me siento jaca vieja,
cansada y herida.
Herida de muerte,
de muerte viva,
con profundos surcos
producidos por la vida.
Vida sin caricias de la hierba
desde que salí de mi Castilla.
¡Ay jaca vieja, cansada y herida!
Da marcha atrás,
vuelve a trotar a Castilla.
Encontrarás esa hierba
que te hará sentir el placer
de estar viva.
Vuelve y verás a tus retoños
como trotan con porfía.
Alivia tu mente herida
de ese peso
que crees ser la vida.
Ponte alas,
jaca vieja,
y llegarás a Castilla.

Matilde Redondo Ruiz

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